Mitos y verdades sobre los masajes.
¿Los masajes tienen que doler para ser efectivos? ¿Es cierto que ayudan a disminuir la ansiedad? ¿Sirven para el insomnio? ¿Están siempre prohibidos para embarazadas?
En esta nota, revelamos algunos mitos y verdades sobre una de las técnicas más antiguas de la humanidad que no ha hecho otra cosa que buscar el bienestar, el alivio de dolencias y la relajación.
-Mito: los masajes tienen que doler para que sean efectivos.
Pensamos que los masajes están bien realizados si el especialista nos hace doler o si nos duele al día posterior. De lo contrario, desconfiamos del trabajo o del resultado. Pero eso en verdad, es un mito. Las maniobras del masaje y la técnica aplicada no deberían causarte dolor. Incluso, si esto estuviera sucediéndote en la sesión, si te causa dolor, debes hacérselo saber al masajista.
-Mito: los huesos deben crujir.
Ciertas veces, el masajista aplica determinada presión o maniobra y puede suceder que escuches un sonido, y creas que hizo crujir tus huesos. Pensamos que esto es lo que hace que un masaje funcione porque los huesos se acomodan, pero en verdad, no se trata de eso, más bien de la liberación de burbujas de gas que se forman entre las articulaciones.
Hasta el día de hoy no se ha llegado a un consenso sobre si eso es bueno o malo. Simplemente es un efecto que se produce, aunque algunos pacientes digan sentir un alivio.
Entonces, sí, es un mito. Los huesos no se acomodan. Y el masaje es efectivo dependiendo de las técnicas que se apliquen (a veces son variadas) y la idoneidad de quien las lleve a cabo.
Nota: los encargados de maniobras más arriesgadas en este aspecto son los quiroprácticos.
Y no son aptas para todo el mundo.
-Verdad: el masaje ayuda a disminuir la ansiedad.
El ritmo de la vida diaria nos lleva a vivir con estrés y ansiedad. En este punto, el masaje viene a ser un aliado porque ayuda a calmar el sistema nervioso simpático.
El sistema nervioso simpático es el que se activa cuando nos encontramos en una situación amenazante o estresante de cualquier tipo. Es decir que activa nuestros reflejos y reacciones para situaciones de riesgo, para proteger nuestra vida, ¡y para tanto más! (es mucho más complejo y vale la pena investigar).
Sucede que si está en permanente función y lo exigimos con permanente alerta, puede provocar estrés crónico, entre otros problemas de salud de importancia.
El masaje, en este punto, colabora a alivianar su carga.
-Verdad: los masajes promueven el buen sueño.
Nos despertamos a mitad de la noche. Nos cuesta dormir profundo. Estamos cansados al otro día. El insomnio repercute en nuestra calidad de vida y es algo en lo que los masajes pueden aportar su granito de arena porque promueven la relajación física y mental. En especial, es muy beneficioso el masaje de pies y también el facial, que muchos masajistas incorporan de manera integral en sus sesiones. Por supuesto, los especialistas a veces están formados en digitopuntura y suman esta disciplina para potenciar los resultados, buscando los puntos clave en el cuerpo donde masajear o generar suave presión. Ojo, ellos saben hacerlo y no todas las personas pueden recibirlo.
-Mito: una embarazada nunca puede recibir masajes. ¡Están prohibidos!
En el primer trimestre, solo está permitido en la zona cervical, en pies o piernas. Pero no es que estén prohibidos.
En el segundo y tercer trimestre, las embarazadas pueden recibir masaje prenatal. Son ideales los masajes en cabeza, pies, hombros, espalda, incluso en abdomen. Colaboran a la relajación, al sistema glandular, a reducir el estrés hormonal, entre otros beneficios.
Por supuesto, es preciso que consultes antes con tu obstetra o profesional de salud de confianza, para saber si puedes realizarlos o hay algo que lo impida. Y si estás decida, busca a un masajista experto en este tipo de masajes para esta etapa.
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