Bruxismo y dolor de cuello.
Un padecimiento tan común, trae muchos síntomas. Entre ellos, dolor de cuello, por ser la mandíbula una zona que recibe tensión al apretar o rechinar los dientes y dado que, en su fisonomía, comparte conexión con el cráneo y el cuello.
Otros síntomas también son característicos: desgaste dental, dolor de cabeza, dolor en el rostro y especialmente, en las articulaciones que comprometen a la mandíbula.
Te compartimos esta nota para entender sus causas y factores de riesgo (no toda la culpa es del estrés) y maneras de aliviar una afección nocturna pero también diurna.
¿Qué es el bruxismo?
Muchos han sufrido de bruxismo. Es una afección donde la persona rechina los dientes, aprieta o cruje, sumando presión a sus piezas dentales y mandíbula.
Pensamos que es sólo algo que ocurre de noche, pero también, ocurre de día, de manera inconsciente. Por eso existe lo que se llama bruxismo diario y bruxismo nocturno.
Causas y factores de riesgo.
Las causas están ligadas al estrés o un estado de angustia o ansiedad, a la ira y la frustración, como comúnmente se sabe, pero también el hecho de consumir alcohol, cafeína, ciertas drogas o fumar, están relacionados y son factores de riesgo para padecer de bruxismo. Asimismo, puede deberse a los efectos secundarios de algunos medicamentos psiquiátricos como los antidepresivos y, aunque no lo parezca, el bruxismo tiene un componente hereditario.
Las alteraciones dentarias (como la maloclusión), tiene un componente importante también.
Las enfermedades como Parkinson, demencia, trastorno de reflujo gastroesofágico, epilepsia, terrores nocturnos, trastornos del sueño y déficit de atención con hiperactividad (TDAH), están igualmente relacionadas.
¿Cómo saber si padeces de bruxismo?
Si tienes uno o varios de estos síntomas, es probable que tengas bruxismo.
-Dientes fracturados, partidos, flojos o aplanados. Esmalte desgastado.
-Dolor de cabeza que comienza en las sienes.
-Dolor o sensibilidad dental.
-Sensibilidad dental al ingerir alimentos fríos, calientes, dulces.
-Mandíbula cansada, rígida o con dificultad para abrir o cerrar por completo. Dolor o inflamación en la articulación de la mandíbula.
-Dolor de cuello (cervicalgias).
-Dolor de rostro.
-Dolor de oído (puede no producirse en el oído pero ser referido, procediendo de otra zona cercana).
-Insomnio o alteración del sueño.
Consejos y alivios.
Cuello: el bruxismo compromete los músculos del cuello. Se debe a una sobrecarga de tensión al apretar los dientes reiteradamente. Pero también se debe a una conexión. Las articulación temporomandibulares (ATM) conectan el cuello y la mandíbula (y permiten hablar, masticar, tragar). Cuando se tensan, esa tensión baja hasta el cuello produciendo dolor, espasmos, tensión muscular, flexibilidad reducida.
Las ATM son una bisagra, que conecta la mandíbula al cráneo.
Para relajar la zona, los especialistas indican masajes y ejercicios en cuello y cervicales y también trapecio (en los trapecios se acumula mucha tensión debido al bruxismo).
Zona mandibular y rostro: pueden realizarse distintos masajes en la zona de mandíbulas, debajo de pómulos, sobre el hueso del pómulo. Allí donde se haya generado tensión.
Se recomienda no comer alimentos duros, aplicar hielo o calor húmedo, no masticar chicles, entre otros consejos.
Estrés: también es conveniente reducir el estrés y aprender a manejarlo con estrategias de relajación o meditación y corrigiendo hábitos que induzcan al nerviosismo (como fumar, tomar café antes de dormir).
Consulta: es indispensable consultar con un dentista u odontólogo para ayudar a mitigar el impacto del bruxismo. Este especialista evaluará si el dolor radica en el bruxismo o en otra patología (trastornos de la articulación temporomandibular, problemas dentales o de salud).
Puede abordar, desde su especialidad, diferentes soluciones (como una placa de descanso o férula de descarga o indicar una corrección dental) o señalar derivaciones a otros especialistas idóneos en sueño o en psicología, si el bruxismo tiene más raíz en esas áreas.
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